miércoles, 6 de octubre de 2010

EL REGALO MÁS GRANDE

Lm. 3:22,23a. “22Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.23 Nuevas son cada mañana;...”

       

     En el libro de los salmos, capítulo 119, verso 64 dice el Señor que de su misericordia está llena la tierra; podemos decir entonces que cada cosa, persona, animal y minerales que Dios creó fue provisto de su misericordia.
      Dios tuvo un sueño, y ese sueño era crear un mundo con la mejor y más diversa vegetación, animales diversos, ríos, lagos, manantiales, mares; una naturaleza vegetal, animal y mineral variada y hermosa para regalarsela a alguien, a lo más preciado y amado de su creación; para regarselo a un hombre, a Adán, y le dijo que se enseñoreara sobre ella y le pusiera nombre a todo; pero Adán pecó contra Dios su creador.
      Dios, ante esta situación, sólo lo expulsó del huerto del Edén y maldijo a la serpiente y a la tierra, y entregó al hombre a dolores y sufrimientos por causa de su pecado (Gn. 3). No maldijo al hombre sino a la tierra y a la serpiente, porque el hombre fue hecho a su imagen y semejanza y lo amaba. Lo más amado de su creaación se había perdido; pero el Señor en su infinita misericordia siempre tuvo entre sus planes recuperarlo (al hombre), salvarlo de la muerte (espiritual); y empezó a levantar a siervos que llevaran a la humanida su mensaje de salvación. Empezó por Noé y su arca; después envió a Moisés para que libertara a las tribus de Israel de manos de los egipcios y los llevara a la tierra prometida; luego vino Josué a terminar el trabajo de Moisés; después envió aproximadamente a 19 profetas para exhortar a su pueblo a que se volviera de su mal camino. Dios, a pesar de la maldad del hombre no los consumió, sino que extendió su misericordia y agotó todos los recursos para salvar a su creación. Al no ver una respuesta satisfactoria tuvo que tomar su más importante decisión, enviar a su Hijo para salvarte a tí y a mi. Para esto envió antes a Juan el bautista para que preparara el camino para la venida de Aquel, del segundo Adán que era y es la Salvación en persona, la venida de Jesús el Salvador del mundo.
      El amor del Padre por su creación era y sigue siendo tan grande que envió a su único y amado Hijo para que todo aquel que crea en Él no se pierda sino que tenga vida eterna.Él no envió a su Hijo para condenar al mundo sino para salvarlo (Jn. 3: 16-18). A lo suyo vino (su misión),y los suyos (los judíos) no le recibieron (Jn. 1:11), y en vista de esto, el Padre extendió su misericordia para que todo aquel que lo reciba y crea en su nombre tenga la potestad de ser hecho un Hijo de Dios (Jn. 1:12) y con esto nos constituimos herederos de Dios y coherederos junto con Cristo de la gracia de la vida y copartícipes de las promesas de Dios por medio del evangelio (Ef. 3:6)... ¡Guaooo!, ¡Que bendición ¿no?!... ¿Despreciarás tú al Salvador del mundo?, ¿ Quieres tener el derecho de ser llamado(a) Hijo(a) de Dios?...¿Si?

      Recibe entonces a tu Salvador, a Jesús, y no lo desprecies como una vez lo hicieron los judíos. El quiere bendecirte y entregarte todo su amor, Él sabe que lo necesitas por eso te está brindando hoy esta oportunidad. Él sólo te dice: Dame hijo mío tu corazón y miren tus ojos por mis caminos (Prov. 23:26)
      Si aceptas este regalo de Dios dile entonces estas palabras con fe:

"Amado Dios, abro mi corazón a tí y recibo a tu Hijo Jesús. Reconozco que he hecho cosas que no te agradan, que me han alejado de ti Señor y por eso te pido perdón en este momento por fallarte. Creo que enviastes a tu Hijo Jesús para salvarme, por eso lo acepto como mi único y suficiente Salvador. Señor limpiame y librame de todo mal y escribe mi nombre en el libro de la vida. Enséñame a conocerte, has de mi esa persona que tu quieres que yo sea, has tu obra en mi vida y te entrego mi voluntad para que tu hagas la tuya en mi. Hazme tu hijo(a). Quiero ser mejor. Amen". 

     Si de verdad hicistes esta oración con fe y sinceridad, felicidades; dejame decirte que en este momento el Padre y el Hijo están haciendo una gran fiesta en los cielos junto con sus angeles. Ahora eres una nueva criatura (2Co.5:17), un hijo y heredero de Dios.
    Si quieres conocer más de tu Padre visita una congregación en donde se enseñe la Palabra de Dios bajo la dirección de su Santo Espíritu y así puedes descubrir cuál es el propósito que tiene Dios para tu vida.

De tu misericordia, Oh Jehová, está llena la tierra
(Sal. 119:64a)
Nuevas son cada mañana (Lm. 3:23a)

Nota: Si este mensaje te impactó déjame tu nombre para orar por ti. Si quieres aprender un poco más de Dios escribe a mi correo y déjame tu teléfono para contactarte. Dios te bendiga!

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