martes, 12 de octubre de 2010

LA CONFIANZA PARA AMAR

Jeremías 17:5.- “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone su carne por brazo, y su corazón aparta de Jehová”


     La interpretación de este versículo es bastante delicada. Según como sea entendida esta palabra puede servir de bendición para nuestras vidas o puede servir para destruir la unidad del cuerpo de Cristo.
En la mayoría de las iglesias de las que he visitado (sin importar denominación), me di cuenta de que la unidad del cuerpo de Cristo estaba fracturada a causa de innumerables argumentos que justifican erradamente con la Palabra de Dios; uno de esos argumentos es que dicen que no debemos confiar en nadie sino sólo en Dios, y justifican esto usando el texto citado. La mayoría de las veces que hablaba con alguien decían frases como: “Ten cuidado con fulana", "no confíes en sutano", "tiene una lenguaaaa... ”, “mira que la Biblia dice maldito el hombre que confía en el hombre”. A mi forma de ver las cosas no acepto estos comentarios y me pregunto: “¿En dónde está el amor fraternal?”.
Ahora bien, ¿cómo podemos interpretar este versículo de modo que no destruya sino que edifique el cuerpo de Cristo?…
Cuando se traduce la Palabra de hebreo al castellano se corre el riesgo de invertir el orden lógico de las frases o de colocar signos de puntuación en donde no corresponden. El hebreo no usa signos de puntuación y algunas palabras son ambiguas, es decir, tienen doble significado, según sea el caso en donde se use la palabra puede significar algo diferente.
Si tomamos esta frase para traducirla del original al castellano, también podemos decir de la siguiente manera: “Maldito el hombre que aparta su corazón de Jehová para confiar en el hombre y en su propia fuerza”, ¿verdad que visto así no destruye la unidad del cuerpo de Cristo?. La maldición cae por apartar nuestros corazones de Dios y no por confiar en el hombre, porque si así fuese el salmo 133:1 no dijese “Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos y en armonía”. En donde no existe la confianza, tampoco existe la armonía ni la comunión entre hermanos, y la armonía es imprescindible para que Dios derrame sus bendiciones sobre su iglesia que somos nosotros.
La Biblia nos habla en el libro de los Hechos de los Apóstoles de la iglesia primitiva como ejemplo del amor fraternal. Dice la Biblia que ellos lo compartían todo, tenían todas las cosas en común, había comunión entre hermanos, y eso es una muestra del amor que había entre ellos; si hay amor, también hay confianza porque el amor se basa en la confianza mutua. Sería contradictorio decir que Dios nos pide que no confiemos en el hombre, porque él en su palabra nos manda a amarnos los unos a los otros así como a nosotros mismos, y no podemos llegar a amar a alguien si antes no confiamos en ella. Lo que debemos hacer es estar conscientes de que ninguno está excento de equivocarse, todos en algún momento podemos cometer errores y debemos cuidarnos de ello y de algunas (os) zorras (os) disfrazadas (os) de ovejas, pero esto no debe servir de excusa para fracturar la comunión que debe haber entre los hermanos, sino más bien para aprender el uno del otro y fortalecer la relación de hermanos para la sanidad del cuerpo de Cristo.

¡Gracias Amado por darme la confianza para amar a mis hermanos!
¡Amen!

 

 Euris Lemus

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